sábado, 24 de septiembre de 2016

Tu CASA, mi CASA, nuestra CASA...

Y descubrí que allí donde era, estaba en mi CASA,
y aquel con quien me encontraba era mi HERMANO.



La casa era una casa de hermanos,
donde todos tenían su habitación
y había habitaciones para todos.

En ella había gente y gente,
de todas las razas y colores;
inmenso tapiz
de necesarias y variadas flores diminutas.

A la hora de comer,
la mesa era amplía y redonda,
sin pies ni cabecera
y el pan se repartía abundantemente
-¿alguien más quiere pan?-
para matar todas las hambres.

Nadie apartaba a nadie,
nadie desconocía a nadie,
porque todos comían del mismo pan,
en el mismo plato.

Había humor y fiesta,
desaparecía la raíz de la muerte,
de la depresión y de la tristeza,
porque el bien y el progreso del vecino
era la corona del propio esfuerzo.

De día soñaban,
-la primera cosa era soñar-
Todos trabajaban por lo imposible
y de noche compartían sus sueños
a la luz de la inocencia y de la ternura.

Y la casa crecía y crecía,
según se necesitaba de ella;
y nunca se hundía,
y nunca se desplomaba
porque estaba construida sobre piedra firme.

Y la casa, de tanto crecer,
se hizo mundo.
Y el mundo, de tanto soñar,
Se hizo casa.


jueves, 1 de septiembre de 2016

Al inicio del nuevo curso



Ventana sobre la UTOPÍA de EDUARDO GALEANO

Ella está en el horizonte. 
Yo me acerco dos pasos
ella se aleja dos pasos. 
Camino diez pasos
y el horizonte se corre diez pasos más allá. 
Por mucho que yo camine,
nunca la alcanzaré. 
¿Para que sirve la utopía?
Para eso sirve, para caminar.

Al comenzar el nuevo curso nos PONEMOS EN CAMINO.
No olvidemos nuestros IDEALES y SUEÑOS educativos.
Que todos aquellos que formamos la Comunidad Educativa
vivamos este CAMINAR con ILUSIÓN y ganas de TRANSFORMAR el mundo.