Ya llevo un tiempo en el que esta
expresión vuela por mi fuero interno, no es que le haya dado mucha relevancia,
pero el hecho es que no se me hace desconocida y en estos dos días que llevo en
la casa de espiritualidad de Ainkarim que tiene la Compañía de María en Haro ha
emergido con fuerza: ¡VE MÁS ALLÁ!, ¡VE MÁS ALLÁ!, ¡VE MÁS…!
(Casa de espiritualidad Ainkarim de Haro)
¡VE MÁS ALLÁ! La voy repitiendo dentro de mi intentando descubrir que pide Dios de mi, fijándome en la
figura de Jesús, de María, de Juana de Lestonnac, de…, de tantos y tantos
seguidores de Jesús que han incorporado a su vida este expresión que
ciertamente nos pone en camino y nos moviliza a…
Sí, yo he estado parado a la vera
del camino, instalado en la queja insaciable, mirando mi ombligo insignificante,
haciendo lo mínimo necesario, creyendo que la felicidad es estar “encerrado” en
aquello que puedes controlar y que te da seguridad. Así, hasta que la vida te
sopla con fuerza y enfrentando tu fragilidad comprendes que en esta vida poco
se puede controlar y que las seguridades del momento son las inseguridades
incomodas y movilizadoras del mañana. Cuando Aquel con quien has caminado ha
tocado tu corazón, descubres que la VIDA es hacer camino, que la queja realmente
no lleva a nada bueno, que la felicidad es aceptar (rendirse a) lo que va
llegando en el camino y que nuestra casa no tiene cuatro paredes, sino que nuestra
casa es allí donde está nuestro corazón. Así pues, me siento enviado a recorrer el camino de la vida
de la mano de Aquel en quien confío.
(jardín de Ainkarim)
¡VE MÁS
ALLÁ!, ¡PONTE EN CAMINO! Un pasito detrás de otro, no hace falta correr, ni
que todos los pasos sean certeros, ni que todos los caminos sean los correctos
o los más directos o los más cómodos… A veces caminos solitarios y otras veces
caminos llenos de gente… A veces caminando con extraños y a veces caminando con
los tuyos… A veces… Eso sí, seguro que todos esos caminos (sean cómo sean y sean cuáles sean) son los que tenemos que recorrer. Son los que nos ayudan a crecer
y, en todos ellos, la voz agradable de un Amigo que siempre nos acompaña y que
nos susurra al oído: ¡VE MÁS ALLÁ!, ¡PONTE EN CAMINO!
Este camino que recorro me ha
llevado al mundo de la educación: ¡qué precioso puede
ser acompañarnos y aprender y crecer juntos! Con mis lagunas y mi
fragilidad, me siento educador (soy educador) y este es el camino que he decido
transitar. Realmente es importante que nuestros chicos y chicas sepan de
matemáticas, de física y química, de religión, de…, pero en el camino he
descubierto que no sólo de saberes vive el hombre: ¡qué importante y crucial
puede ser en nuestra vida encontrarnos con educadores que además nos enseñan
con su ejemplo, con su mirada, con su manera de hacer; educadores que nos
hablan de la vida, provocan experiencias de Encuentro, nos acompañan y caminan
a nuestro lado como lo hizo antes nuestro gran Maestro!, ¡Qué gozada encontrar
un educador que VA MÁS ALLÁ sin regatear tiempos ni disponibilidad!, ¡Qué
gozada poder parecernos al gran Educador y ver que todo sale bien! Yo realmente
creo que ya no se puede educar sin “ir más allá”.
Este camino que recorro me ha
llevado a la Red Laical Compañía de María y al Núcleo Apostólico de Donostia: ¡qué precioso puede
ser acompañarnos y aprender y crecer juntos!, ¡Qué gozada poder estar con los
tuyos!,¡Qué gozada poder sintonizar!, ¡Qué gozada poder encontrar personas que
han descubierto una misma llamada y, juntos, hacer camino!
¿Puede haber misión tan bonita como la de educar
y estar con los “tuyos”, estar con
los que sientes y viven como tú estando siempre abierto al otro?
Si la cuaresma es adecuar nuestro
ser, existir y actuar, a la misma vida de Jesús (a sus valores, a sus
convicciones y a su propuesta de vivir la vida), hagamos de nuestra vida camino
(peregrinación) donde juntos nos salvemos, esto es, donde juntos hagamos vida
(pedagógicamente) desde los valores de Jesús en la realidad concreta que nos
toca vivir.
(entrada al jardín de Ainkarim)