Hoy vengo, Señor, para encontrar en ti la paz en mitad
de mis batallas,
necesito el don de tu fortaleza para superar
los obstáculos que encuentro a mi alrededor
y que encuentro, también, dentro de mí.
Ser fiel a uno mismo, a veces, es difícil
y necesito que mis pies estén bien asentados
en ti que eres mi roca.
Hoy, Señor, tu palabra me trae a la mente momentos,
situaciones y personas.
Yo también en ocasiones me he sentido perseguido, rechazado…
he sido objeto de burla por ser fiel a una manera
de pensar y hacer.
No quiero que mi corazón se endurezca,
por eso te pido, Señor,
que me llenes de entrañas de misericordia,
que me llenes de amor y perdón hacia todos
aquellos
que en algún momento de mi vida me han ninguneado,
me han señalado
o se han reído de mi por mostrarme tal y como soy.
Seguirte lleva consigo la incomprensión e incluso
la persecución,
la cruz es parte ineludible del camino.
Al denunciar las injusticias,
al ponerme de parte del pobre,
al expresar lo que no anda bien incluso,
cuando mis opciones no son las de este mundo llega
la cruz.
No me dejes solo Señor en estos momentos
y hoy de manera especial te pido por todas las
personas de bien
que están sufriendo algún tipo de incomprensión,
rechazo o burla.
Reconozco que lo que más me cuesta es cuando
las personas que quiero son los que a veces se
ponen en contra.
Ese rechazo o indiferencia me parte el alma
y es ahí cuando necesito más tu mano sosteniéndome
en el camino.
Envidias, rencores, resentimientos se entremezclan
y
es que la claridad molesta a quien no quiere salir
de sus sombras.
No dejes Señor que se apague la luz que has
puesto en mí.
(oración recogida de rezandovoy.com del 28 de noviembre)