miércoles, 17 de abril de 2019

En camino hacia la PASCUA


   Nos disponemos a atravesar una semana intensa. Desde el domingo de ramos hasta el domingo de resurreción iremos cubriendo los últimos momentos de la vida Jesús. No sólo los de Jesús, sino también los vividos por su apóstoles (entre ellos Pedro y Judas), discípulos (entre los que se encuentran María, su madre, y María Magdalena) y amigos (como Lázaro y sus hermanas, Marta y María).

   Jesús se presenta en Jerusalén montado en un borrico, mientras sus discípulos lo aclaman: "¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto" (Lc, 19-40). Jesús es presencia, pues todo lo que tenía que hacer ya lo había hecho y, todo lo que tenía que decir ya lo había dicho. No sé yo si alguno de sus seguidores hubiesen preferido que la entrada en Jerusalén hubiera sido de otra manera menos humilde. A estas alturas de la película todavía había quién, a pesar de ver todos sus milagros y sus palabras, no acababa de entender bien su mensaje. Jesús ya les había dicho claramente que le era necesario  al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días (Mc.8,31). Sus seguidores no acababan de creerse en ese momento que seguirle les traería aceptar en sus propias carnes sufrimiento y, a algunos, hasta la muerte. Jesús daría en estos días la última lección, la de áquel que confiado y entregado totalmente en Dios Padre, es capaz de soportar tan atroz tormento porque ÉL ESTÁ AHÍ… CONTIGO (Karl Rahner: De la necesidad y don de la oración, en Dios, amor que desciende, pág. 62-64)

Y yo, ¿A quién aclamo cuando me dirijo a Jesús el domingo de Ramos? ¿qué veo cuando miro a Jesús? ¿A qué Dios veo cuando miro a Jesús? ¿A dónde me lleva el seguimiento de Jesús?

   Seis días antes de la Pascua Jesús fue invitado a Betania, a la casa de Marta y María, hermanas de Lázaro, a quien Jesús había resucitado. Esta era una cena de amigos, una cena que olía a hogar y a cercanía. María de Betania realiza un gesto sorprendente hacia Jesús, un gesto que nace de la vida y del amor sinceros: “María tomó entonces como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume” (Jn.12,3)

Aquella persona que entra en mi hogar, ¿qué aroma recibe? ¿A qué huele mi casa? ¿cómo es la relación con los de casa? ¿cómo es la relación con los invitados a nuestra casa? Cuando el amigo está, ¿cuidamos la amistad?

   Pero siempre hay quien no se entera de nada. Judas se queja: “¿Por qué no se vendió este perfume, que vale muchísimo dinero, para dárselo a los pobres? (Jn.12,5) Judas no ha visto ese gesto precioso de amor, Judás está distraido y, de alguna manera, ha roto ese momento mágico. Según van pasando estos días, Judás se va adentrando más y más en una oscuridad de la que es difícil salir. Comienza a vivir desde la suspicacia y la sospecha, y esto le lleva al miedo y a la inseguridad. Si Jesús es el “buen amor” y la confianza, Judas es el “mal amor” y la desconfianza: “¿Cuánto me daréis, si os entrego a Jesús?” (Mt.26,15) Judas se ha dejado llevar tanto hacía esa parte tan tenebrosa que ya no se deja afectar por la mirada de Jesús; se dejó tomar tanto por la oscuridad del mundo que impidió que la misericordia de Dios le alcanzara. Y es que todo aquel que quiera ir con Jesús, deberá recorrer las tinieblas de los propios pecados, deberá dejarse mirar por Jesús para romperse en un llanto purificador como le ocurrió a Pedro: “Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo.” (Jn.21,17)

En las situaciones en las que vivimos el “mal amor” o en la sospecha, ¿Ponemos la mirada en Jesús? ¿me dejo mirar por Dios Padre? Dime tú, Jesús, como ves la cosas, ¿en quién pongo mi confianza? ¿Cómo vivo la CONFIANZA cuando en mi vida hay oscuridad, traiciones, suspicacias? ¿Cómo es mi relación con Dios Padre en esos momentos? Solo quien confía en la vida crece.

   No nos olvidemos del poder político imperante en Jerusalén. Jesús, una vez arrestado, es llevado del Sanedrín a Pilato, de Pilato a Herodes, de… Ese movimiento de los poderosos que nos marea y nos cansa con sus leyes y con sus normas para seguir perpetuando la injusticia. En Judea, el poder político mata, crea desigualdad y pobreza. Situados en el centro de esta sociedad neoliberal de hoy en día, rejida totalmente por criterios capitalistas, donde se sigue generando desigualdad y más pobreza que nunca, donde mueren personas en el Mediterráneo por conseguir una vida digna que en su país natal le es negada. También hoy las políticas de los poderosos marean y cansan a todos aquellos que quieren hacer algo más.

¿Cómo ve Jesús nuestra realidad? ¿Qué nos dice de nuestro mundo? ¿cuáles son las bolsas de 30 monedas de nuestro mundo? ¿soy complice de todo esto?

   A pesar de todo esto, como dice un periodista guatemalteco: “Estamos equivocados. Los cristianos no estamos amenazados de muerte. Estamos “amenazados” de resurrección. Porque además del Camino y de la Verdad, Él es la vida, aunque esté crucificado en la cumbre del basurero del Mundo…”

¿Qué signos de resurrección hay hoy por doquier? ¡Son tantos, que no se conocen porque son muy humildes! Sería maravilloso acabar este tiempo de Semana Santa contemplando los signos de resurrección de nuestro mundo.


domingo, 10 de marzo de 2019

Primer domingo de cuaresma: LAS TENTACIONES DE JESÚS


   En el camino que se nos regala hacer día a día somos acompañados por el Espíritu. Como Jesús en el desierto también nosotros somos peregrinos allí donde nos toca vivir. Hoy en día, casi sin elegirlo ni pensarlo, nuestra vida se torna rápida, estresante, con demasiadas cosas por hacer (tanto en la esfera profesional como en la esfera más personal o familiar). Estamos habituados a correr y, en demasiadas ocasiones, estamos tan metidos en nuestra maratón interior que no nos damos cuenta de cuidarnos ni de cuidar al que tenemos al lado, ya que ¡lo que tengo que hacer es tan importante! Hoy, diría yo, que el Espíritu nos trae a este lugar, no para que nos dejemos llevar, sino para dar luz, sosiego y sentido a este frenetismo que de alguna manera se nos impone.

   El evangelio de las tentaciones que se nos propone hoy nos habla de tres tentaciones, de tres peligros que hay que cuidar y que cada seguidor de Jesús, en cualquiera de las épocas que le haya tocado vivir ha tenido que trabajar (trabajarse).

   “Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”. Este es el peligro de la magía, no de la fe. Jugamos la lotería en Navidad o hacemos la primitiva todas las semanas o… Esperando ese momento mágico en el que todo cambiará para nosotros. Pero, ¿y si ese momento no llega? ¿qué hacemos? Acaso, ¿no podemos hacer nuestra vida con un poco más de sosiego? ¿no podemos concedernos todos los días media hora de silencio? No esperemos a que las cosas cambien, cambiemos nuestra vida ahora con pequeños gestos: Lee un poquito todos los días, ofrécete un pequeño paseo (si es con alguien mejor), disfruta un ratito de tu gente (de tu familia), encuentra en el día a día pequeños oasis para revitalizar tu corazón. Pasemos del frenetismo individualista a la tranquilidad de todos, comencemos a cuidarnos con pequeños gestos.

   “Desde la montaña más alta: Te daré toda autoridad y su gloria, porque me la han dado a mí y yo la doy a quien quiero; si tú me rindes homenaje será tuya”. Este es el peligro del poder, no del compartir o del servir. ¿Cuántas luchas de poder vemos a nuestro alrededor? ¿cuántas personas no se hablan porque ante un determinado hecho u opinión han pasado a lo personal, sin ninguna posibilidad de diálogo? ¿Cuántos líderes enfadados y tiránicos que no hacen sino faltar el respeto a sus subalternos? Jesús en esto es claro, quien quiera ser el primero entre vosotros que sea el que más sirva. Si en algún ámbito de tu vida estás por encima de alguien (por decirlo de alguna manera), sírvele, esto es, que se sienta cuidado, querido, escuchado… Pasemos del poder déspota al sentirnos todos parte de algo más grande, comencemos a cuidarnos con pequeños gestos.

   “Desde el alero del Templo: Si eres el Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito que Él enviará a sus ángeles y no dejarán que tu pie toque el suelo”. Este es el peligro de la fama o la popularidad, no de la sencillez. Nos gusta sobresalir, nos gusta que nos miren bien, nos gusta… pero el que busca fama en demasiadas ocasiones tiene que hacer algo espectacular, algo que llame la atención sobre él. Al fin y al cabo, demasiadas energías perdidas para fijarnos sólo en nosotros. También en esto Jesús es claro, ya que se dedicó a hacer gestos de bondad hacia los demás para aliviar su sufrimiento y sus dolencias. No nos acerquemos a los demás para que nos digan que buenos o que populares somos, acerquémonos a los demás de igual a igual para compartir, para hacer vida juntos… En este mundo que nos ha tocado vivir todos somos importantes, todos necesitamos el mismo respeto y todos formamos parte del cuerpo de Cristo. Pasemos del individualismo a formar parte del todo que somos, comencemos a tratarnos bien con pequeños gestos. Y Dios que está en lo escondido nos recompensará.



jueves, 7 de febrero de 2019

LA ROCA EN EL CAMINO

En un reino lejano, hubo una vez un rey que colocó una gran roca en medio del camino principal de entrada al reino, obstaculizando el paso. Luego se escondió para ver si alguien la retiraba.

Los comerciantes más adinerados del reino y algunos cortesanos que pasaron simplemente rodearon la roca. Muchos de ellos se quedaron un rato delante de la roca quejándose, y culparon al rey de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo nada para retirar el obstáculo.

Entonces llegó un campesino que llevaba una carga de verduras. La dejó en el suelo y estudió la roca en el camino observándola. Intentó mover la roca empujándola y haciendo palanca con una rama de madera  que encontró a un lado del camino, después de empujar y fatigarse mucho, finalmente logró apartar la roca.  Mientras recogía su carga, encontró una bolsa, justo en el lugar donde había estado la roca. La bolsa contenía una buena cantidad de monedas de oro y una nota del rey, indicando que esa era la recompensa para quien despejara el camino.

El campesino aprendió lo que los otros nunca aprendieron:

Cada obstáculo superado es una oportunidad para mejorar la propia condición. 
Esquivar los problemas, buscar "culpables" o simplemente quejarnos no solucionará nada, y la "roca" seguirá estando allí. Afrontar los obstáculos, actuar, esforzarse… es lo que nos hará crecer como persona.
Mover las "rocas" seguramente implicará esfuerzo, sufrimiento, capacidad de análisis, constancia ..y todo ello nos hará más fuertes y sabios. Superar los obstáculos nos hace mejorar nuestra condición, crecer, evolucionar.



domingo, 13 de enero de 2019

CARPE DIEM de Walt Whitman

Walt Whitman (1819-1892) fue un poeta, enfermero voluntario, ensayista, periodista y humanista estadounidense. Nos regaló el fantástico poema Carpe Diem que apetece releer antes de entrar de nuevo en la vorágine diaria… Una invitación a vivir el presente, y a dar el primer paso para repensar nuestro camino y convertirnos en protagonistas de nuestra propia historia. Actúa como si hoy fuera tu último día, respetándote y respetando a los demás:



Aprovecha el día.
No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz,
sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el
derecho de expresarte, que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario…
No dejes de creer que las palabras y la poesía, sí pueden cambiar al
mundo; porque, pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.

Somos seres humanos llenos de pasión, la vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra
propia historia.

Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa.
Y tú puedes aportar una estrofa…

No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el
hombre.

No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un
silencio espantoso. No te resignes, huye…

“Yo emito mi alarido por los tejados de este mundo”, dice el poeta;
valora la belleza de las cosas simples, se puede hacer poesía sobre las
pequeñas cosas.

No traiciones tus creencias, todos merecemos ser aceptados.
No podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transforma la
vida en un infierno.

Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.

Piensa que en ti está el futuro, y asume la tarea con orgullo y sin
miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte. Las experiencias de quienes se
alimentaron de nuestros “Poetas Muertos”, te ayudarán a caminar por
la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros, los “Poetas Vivos”.

No permitas que la vida te pase a ti, sin que tú la vivas…