En esta mañana me hago consciente
de la Unidad Divina y me siento conectado a ella,
y así me siento conectado a todos los hombres y mujeres
(dichosos y sufrientes)
y a la Naturaleza que nos envuelve.
Norte, Sur, Este, Oeste, arriba, abajo y dentro.
Honro las siete direcciones y mi alma
(imagen y semejanza de la Unidad Divina)
se nutre de esta energía.
Ahora me siento conectado y en equilibrio.
Todo tiene un propósito.
No hay monstruos, ni inadaptados, ni accidentes, ni…
Sólo hay malentendidos y misterios
que están aún por revelar.
Haz que seamos lo suficientemente clarividentes
para comprender esos malentendidos y misterios
que crean tensión y desagrado en nosotros.
Haz que encuentre equilibrio en ti, Unidad Divina.
Revélanos lo que está ocurriendo.
GRACIAS por las personas que pones en nuestro derredor:
Padres y hermanos, amigos del alma, personas que nos hablan de ti,
compañeros de trabajo…
GRACIAS por las nuevas personas
y experiencias que hoy disfrutaremos en nuestra vida.
Quieremos crecer junto a todas ellas
y así ser, día a día, un poquito mejores.
Enséñanos a no juzgar, a no ser superficiales,
a perder el miedo y la inseguridad por la vida.
Enséñanos a movernos por nuestro supremo bien
y el supremo bien de la vida en todas partes.
Enséñanos a celebrar los pequeños momentos
que nos ofrece la vida.
Enséñanos a compartir sin esperar recompensa alguna.
Enséñanos a compartir con los demás y con la naturaleza,
lo que nos es dado gratuitamente que lo devolvamos gratuitamente.
Enséñanos a ser en ti, Unidad Divina.
La tormenta ha despertado en mi
la conciencia de la magnitud de la vida
y quiero vivirla bien, en tranquilidad y feliz.
¡TODOS TENEMOS DERECHO A SER FELICES,
y todos interactuamos para que así sea!
Quiero poner mi granito de arena a este fin.
El paso del tiempo cumple su propósito
de permitir a las personas que se vuelvan mejores,
que expresen más y mejor su propio ser.
¡QUIERO SER MEJOR PERSONA
DE LO QUE HE SIDO HASTA AHORA!
Y sé que sólo desde mi relación con los demás
y con la naturaleza eso será así.
Enséñanos a querer con equilibrio
y sin apegos malsanos:
Vine al mundo con las manos vacías
y de él me iré con las manos vacías.
Quiero disfrutar de cada etapa del viaje
con coherencia, con esperanza, con fe…
unido a la energía unificadora de la Unidad Divina
que nos hace uno con los otros
y uno con la naturaleza.
AMÉN
(básada en el libro de Marlo Morgan, Voces del desierto)