miércoles, 27 de marzo de 2013

¿El silencio de Dios Padre?




“Sh sh sh sh sh sh sh sh… silencio” decía con voz firme y tranquila.
“Sh sh sh sh sh sh sh sh… silencio” invitaba con un gesto amable y apaciguador, mientras su dedo índice se acercaba a la arqueada sonrisa impresa en sus labios.
“Sh sh sh sh sh sh sh sh… silencio” salía de su boca de manera dulce, mientras que una de sus manos acariciaba suavemente mi cabeza  y se posaba sobre mi hombro.
“Sh sh sh sh sh sh sh sh… Silencio” …estoy contigo…descansa…déjate descansar…relájate…silénciate…

Estoy en su regazo.
Después de días intensos y de mucho ajetreo,
por fin, me dejo en sus manos.
Ya tenía ganas.
Aquí soy más YO.
Estando en este silencio tan bueno para mi alma,
no puedo parar de pensar en los silencios de nuestra vida
y, casi automáticamente, comienzo a enumerarlos:

Hay silencios incómodos, pero también los hay agradables.
Hay silencios cortos que parecen eternos, pero también silencios eternos que parecen cortos.
Hay silencios dolorosos, pero también los hay alegres.
Hay silencios que esconden mentira, pero también los hay que esconden verdad.
Hay silencios ante cosas sencillas, pero también los hay de puro asombro.
Hay silencio ante las pérdida, pero también los hay frente al encuentro.
Hay silencios cómplices, pero también los hay compartidos.
Hay silencios que provocan, pero también los hay que equilibran.
Hay silencios para llorar, pero también hay silencios para sonreír.
Hay silencios que ocultan secretos, pero también los hay que protegen.
Hay silencios que faltan al respeto, pero también los hay que respetan.
Hay silencios poco silentes, pero también hay silencios “sin ruido”.
Hay silencios por timidez, pero también los hay por conciencia.
Hay silencios por miedo, pero también los hay por valentía.
Hay silencios por ignorancia, pero también los hay por sabiduría.
Hay silencios…, pero también los hay…

Estoy a gusto en su regazo y…
y… sigo divagando sobre el silencio

Hay un silencio que se produce en la cabeza,
¡cuánto me cuesta acallarla!
Hay un silencio que se registra en todas las células y órganos de mi cuerpo,
¡el silencio de mi respiración acompasada con la Dios Padre!
Hay un silencio que me rodea y me envuelve,
¡Dios Padre me cubre con su mano!
Hay un silencio que se produce en mi interior, en lo más hondo,
un silencio que no es sólo mio, que me penetra y que me llena
¡Ese silencio me emociona, es el silencio de Dios Padre!

Estoy en tu regazo Dios Padre,
GRACIAS, por acogerme.
Ya no hacen falta más palabras,
simplemente guardemos silencio.