martes, 18 de agosto de 2015

¿AMAS lo que HACES?

“Para que algo pueda tomar carácter religioso
ha de ser simple y poderse repetir”
(Sabio japonés)



   Aprovecho estos días preciosos de verano para leer “El despuntar del Ser” de K.G. Dürckheim. En el capítulo VI el autor conversa un un hombre japonés ya mayor que le dice esta sorprendente frase: “Para que algo pueda tomar carácter religioso ha de ser simple y poderse repetir”. Dürckheim descubre en dicha frase que, de ser así, todo puede contener una potencialidad religiosa, no sólo el respirar y el andar, sino también todo movimiento del trabajo automático y el ya amplio campo de los conocimientos técnicos.

   Me resulta especialmente interesante caer en la cuenta de que en el trasiego diario que podamos vivir, la rutina pueda desaparecer para convertirse en oportunidad de transcender. ¿Cómo vivimos nuestra rutina? Aquello que nos toca hacer, ¿lo hacemos con gusto y con finura? ¿somos artesanos de lo que nos toca vivir? ¿vamos más allá en aquello que nos toca hacer y vivir? Utilizando otras palabras, ¿somos contemplativos en la acción? ¿encontramos sentido en lo que hacemos todos los días? ¿llegamos a amar lo que hacemos?

   En esta cultura que nos ha tocado vivir, la rapidez e inmediatez de muchas de las cosas que tenemos que hacer no nos permite ser felices en aquello que hacemos, porque la productividad o los resultados más empíricos se imponen. ¿Es posible amar lo que hacemos? ¿es posible dar relevancia a aquello que hacemos con cariño? ¿no es, acaso, una manera de madurar y crecer como persona?

   Amar la vida que se nos regala con sus colores vivos y con sus colores oscuros.
   Amar es crear ese espacio donde se respira y se sonríe, es crear ese espacio donde se está en paz en el trasiego diario.
   Ese espacio puede ser un encuentro con uno mismo o con otra persona, un encuentro con un paisaje o con una disposición interior, incluso, un encuentro con una enfermedad o un evento desagradable.
   Amar necesita tiempo,
   un encuentro necesita tiempo,
   respirar y sonreír necesitan tiempo,
   …necesitan su tiempo, un tiempo que muchas veces no coincide con el tiempo que nosotros queremos.

   ¿Estamos dispuestos a amar lo que hacemos, a buscar espacios de ...?

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