La cruz está inscrita en la vida del hombre. Querer excluirla de la propia existencia es como querer ignorar la realidad de la condición humana. Hemos sido creados para la vida y, sin embargo, no podemos eliminar de nuestra historia personal el sufrimiento y la prueba. (Juan Pablo II)
Armoniza tu Ser, no desees más lo que la vida pretende quitarte, no prolongues el sufrimiento, aprende a dejar ir, al igual que el río deja correr el agua. Él no deja por ello de ser lo que es, muy por el contrario, mientras más agua corre por él, mayor es su profundidad. (Tsering NANDRÖM)
Es precioso. No hace falta inventar ni buscar cruces, la vida está llena de momentos suaves y bonitos, alegres... pero también nos trae dolor, sufrimiento, malestar... No podemos obviarlo, no podemos pretender la felicidad sin saber acoger el dolor reconciliados con él. Jesús sabía lo que decía cuando nos propone "toma tu cruz y sigueme", nos propone valentía, capacidad de asumir el devenir humano que nunca es perfecto ni indoloro, cargar la cruz (la propia y la ajena) es ser humano de verdad.
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