Señor, PADRE y
MADRE de toda la humanidad,
quiero poner en
tus manos este año que comienza.
Tú, PADRE y MADRE
amorosa,
que velas por mí día
y noche,
sabes lo que
necesitaré en este año que inicia.
Me pongo en tus
manos y quiero abandonarme a tu misericordia.
Dame la capacidad y
voluntad suficientes de aceptar lo que Tú dispongas.
Tú, PADRE y MADRE
acogedora,
aumenta mi fe,
que sea capaz de
descubrir tu presencia a mi lado.
No permitas que
nada me separe de Ti.
Dame fortaleza y
perseverancia en las dificultades que seguro vendrán
y ayúdame cada día
a recordar
que nunca sucederá
nada que Tú y yo juntos no podamos superar.
Tú, PADRE y MADRE
de ricos y pobres,
líbrame de la
indiferencia.
Hazme sensible a
las necesidades de los demás
y muéveme no sólo
a orar por ellos,
sino a realizar
acciones concretas en beneficio suyo.
Tú, PADRE y MADRE
de los misericordiosos,
ayúdame a no ser
avaro ni desperdiciado con mi tiempo, con mis dones.
Enséñame a darme a
los demás,
a comprender que
sólo vale la pena lo que se hace por los demás.
Enséñame a salir
de mí mismo para ir al encuentro de mis hermanos,
sin prejuicios,
sin retórica.
Simplemente como
Tú, con la mano extendida y el corazón abierto.
Tú,
PADRE y MADRE de los pobres de espíritu,
líbrame de la
vanidad,
de creerme demasiado
bueno,
de sentirme
satisfecho.
No dejes que me
paralice la inercia, el orgullo, la complacencia.
No dejes de
inquietarme,
de ponerme en
movimiento,
de lanzarme
contigo a construir tu reino de paz, amor y justicia.
Tú, PADRE y MADRE
de los humildes,
Enséñame a
mantenerme sencillo y alegre,
a ser
verdaderamente testigo tuyo en el mundo en el que vivo.
Ayúdame a
desprenderme de todo lo que me estorba para seguirte,
libérame de lo que
me pesa:
mis rencores, mis
egoísmos, mis orgullos, mis miserias, mis apegos…
Tú, PADRE y MADRE de
los limpios de corazón,
Enséñame a ser
paciente, comprensivo, dulce…
Enséñame a
perdonar a los otros y a acogerlos en mi corazón.
Enséñame a amar
como amas Tú.
Quiero descubrirte
en cada día de este año que comienza
y ayudar a que
otros te descubran también:
que cuando me
busquen a mí, te encuentren siempre a Ti.
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