Creí mi hogar apagado, revolví las cenizas...
me quemé la mano (Antonio Machado)
De camino a Emaús, un extraño se
une a ellos y comienzan a hablar sobre los acontecimientos recientes en
Jerusalén, incluyendo la muerte de Jesús. Haciendo camino, el extraño
les explica las Escrituras y les muestra cómo la palabra de Dios
Padre se cumple en Jesús. Ya de noche, hacen un alto en el camino, los dos
de Emaús invitan al extraño a comer con ellos y, al partir el pan, los
ojos de los discípulos se abren y reconocen en el extraño a Jesús resucitado.
En un mundo donde la soledad
y el aislamiento pueden ser problemas cada vez más reales, el relato de
Emaús nos muestra la importancia de la comunidad y la comunión con
los demás en el día a día. Los discípulos se apoyan mutuamente en su
tristeza y confusión, y su fe se fortalece cuando comparten su experiencia y perciben
en su corazón a Jesús resucitado. Después de reconocer a Jesús, los dos de
Emaús “levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén; encontraron
reunidos a los Once con sus compañeros. Ellos contaron lo que les había pasado
en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan”.
En mundo donde sólo creo lo
que veo, el relato del camino de Emaús nos recuerda que la presencia de
Jesús está siempre con nosotros, aunque a veces no lo reconozcamos. Los dos
de Emaús caminaron con Jesús durante todo el camino sin reconocerlo, pero
cuando abrieron sus ojos y su corazón, finalmente pudieron reconocerlo (¿No
estábamos en ascuas mientras nos hablaba por el camino…?) Esto nos ha de
hacer conscientes que la presencia de Dios está siempre a nuestro alrededor. Y
que necesitamos estar atentos y abiertos para poder reconocerlo, sobre todo en
el prójimo, reflejo vivo de Jesús resucitado.
El relato enfatiza la importancia
de la Escritura y la enseñanza. Jesús, “Tomando pie de Moisés y los
profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura”. El
extraño explica las Escrituras a los discípulos y les muestra cómo se cumplen
en Él. Esto nos recuerda que la lectura continuada de la Biblia, sobre todo de
los evangelios, son esenciales para profundizar en nuestra comprensión de la vida
de fe y nuestra relación con Dios. Escribamos nosotros también
nuestro relato bíblico, escribamos nosotros también nuestra experiencia de
Dios y hagámosla vida en el camino que nos toque andar.
La historia del camino de
Emaús es, pues, un recordatorio poderoso de la importancia de la comunidad
de fe, de la apertura a la presencia de Dios en nuestras vidas a
través de la relación con el otro y de la enseñanza que habita los textos
sagrados que nos ayuda a madurar nuestra fe. ¡JESÚS VIVE EN NUESTROS
CORAZONES, ALELUYA, ALELUYA!
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